Riesgos de Politizar la Causa Palestina

Desviación del Contexto Histórico, Dilución de Principios Humanitarios y la Evolución Política de Israel

por Jorge Elias

Introducción:

La cuestión palestina ha sido objeto de intensos debates políticos e ideológicos a lo largo de la historia, y la politización de esta causa ha influido en la percepción pública. Este ensayo examinará los peligros de politizar la causa palestina, destacando cómo esto puede desviar la atención de sus fundamentos históricos y de los principios humanitarios y derechos universales.

Además, se abordará la evolución política de Israel desde sus inicios vinculados al sionismo de izquierda hasta su situación actual, caracterizada por una orientación política de derecha, sin embargo el Israel moderno que conocemos hoy tuvo su génesis amoldando el concepto sionista con ideas socialistas que miraban de reojo al marxismo, a modo de entender cómo va “mudando la piel” el sionismo para llevarlo a la potencia ocupante que es hoy en día, ya que no bastaba con vender la idea de ser el pueblo “elegido”, necesitaban validarse a través de un mecanismo político que les permitieran extenderse y a su vez aprovechar el concepto orientalista (ver nota al final) ya que los sionistas europeos que componían la oleada masiva de inmigrantes a Palestina tenían plenamente aprendido a referirse a los habitantes de Palestina apelando a un concepto de “lo otro”, lo desconocido, por lo tanto aplicar ideas socialistas en una población que desconocía completamente los orígenes de tales ideas, representaba una especie de “reforma civilizadora”.

Desviación del Contexto Histórico:

La politización de la causa palestina a menudo simplifica su complejo trasfondo histórico, pudiendo por ejemplo relegar acontecimientos clave como la Nakba de 1948 a un segundo plano. Al asociar la causa exclusivamente con la izquierda, se corre el riesgo de ignorar la diversidad de opiniones y apoyos dentro de diferentes espectros políticos. Es esencial reconocer que el sionismo, raíz del establecimiento de Israel, tuvo sus cimientos en corrientes de pensamiento de izquierda, pero el país ha experimentado un cambio político significativo desde entonces. Las aspiraciones sionistas a todo el territorio de la Palestina histórica contaban con una ideología en común (además del concepto de “tierra prometida”) en que tanto los sionistas de la izquierda como de la derecha, obtuvieron su impulso por lo que se denominó “socialsionismo” liderado por Ben Gurion, Esto fue consecuencia, por una parte, de que la ideología sionista que buscaba la creación de un Estado étnico para el pueblo judío.

Por otra parte, fue producto de la victoria de los grupos de la izquierda sionista sobre la visión del capital privado (tierras Palestinas), hecho clave para la creación de los kibutz, pues el estado sionista actual se construyó en base a la expropiación, concepto inspirando en un modelo socialista cristalizado en el Partido Mapai.

Dilución de Principios Humanitarios y Derechos Universales:

La politización también puede minimizar la dimensión humanitaria del conflicto, desviando la atención de las violaciones de derechos humanos y las difíciles condiciones de vida en los territorios palestinos ocupados. Al vincular la causa palestina únicamente a una ideología política, se puede perder de vista la necesidad de abogar por soluciones basadas en la equidad y la justicia, socavando así los principios universales de derechos humanos. Por ejemplo:

  1. Falta de atención a las violaciones de derechos humanos: Cuando la causa palestina se politiza en exceso, las violaciones de derechos humanos cometidas por todas las partes pueden pasar desapercibidas o minimizadas. Por ejemplo, en lugar de centrarse en los derechos básicos de los civiles palestinos, se puede desviar la atención hacia discusiones políticas sobre el conflicto, lo que resulta en una falta de acción concreta para abordar las violaciones de derechos humanos.
  2. Reducción de la ayuda humanitaria: La politización extrema puede llevar a que la ayuda humanitaria se vea afectada por consideraciones políticas. Por ejemplo, los fondos destinados a proporcionar ayuda a los civiles palestinos en áreas de conflicto pueden ser retenidos o reducidos debido a presiones políticas internacionales o alineaciones ideológicas, lo que empeora aún más las difíciles condiciones de vida en esos territorios.
  3. Estigmatización de las voces críticas: En un contexto politizado, las personas que critican las políticas o acciones de cualquier parte en el conflicto pueden ser estigmatizadas o silenciadas. Esto puede incluir a defensores de los derechos humanos que buscan abogar por una resolución justa y equitativa del conflicto, pero cuyas voces son desestimadas debido a que se centra la atención en que vereda política transitan estas voces.
  4. Falta de enfoque en soluciones reales: Es fundamental comprender que el conflicto palestino-israelí va más allá de las divisiones políticas de izquierda y derecha. Al adoptar una perspectiva que trascienda estas concepciones preestablecidas, podemos reconocer la causa palestina como una lucha por la liberación nacional, en lugar de simplemente una revolución. Esto implica reconocer el derecho legítimo del pueblo palestino a la autodeterminación y a vivir en un estado soberano e independiente.
    Sin embargo, al considerar el contexto del derecho internacional, es evidente que Israel ha violado numerosos principios fundamentales. Estas violaciones incluyen la ocupación de territorios, la construcción de asentamientos ilegales y la imposición de restricciones a los derechos básicos de los palestinos. Estas acciones contradicen directamente los principios del derecho internacional humanitario y representan obstáculos significativos para alcanzar una solución real.

Evolución Política de Israel:

La evolución política de Israel, representada por el surgimiento y ascenso del Likud, ha sido marcada por un cambio de paradigma desde las ideas socialistas iniciales hacia un enfoque más capitalista y nacionalista. Este cambio se produjo en respuesta a la creciente resistencia palestina y la necesidad percibida de asegurar la supervivencia y la seguridad del estado de Israel en un entorno hostil.
Inicialmente, Israel adoptó una orientación socialista, reflejada en sus políticas económicas y sociales, así como en su enfoque hacia el conflicto palestino-israelí. Sin embargo, con el tiempo, el surgimiento de una resistencia palestina cada vez más organizada y determinada llevó a una reevaluación de las estrategias políticas.

El Likud, fundado en 1973, emergió como un contrapeso político al predominio de los partidos socialistas en el gobierno israelí. A diferencia de sus predecesores, el Likud abogaba por políticas más nacionalistas y capitalistas, promoviendo la economía de libre mercado y defendiendo los intereses de los colonos judíos en los territorios palestinos.
La estrategia política del Likud, que promueve el sionismo y el nacionalismo artificial, si tomamos en cuenta que Israel como estado moderno no existía antes de 1948, y su fundación fue resultado de la migración y asentamiento de judíos en la región histórica de Palestina, así como de los acontecimientos políticos y conflictos posteriores, incluyendo la partición de Palestina por la ONU y la guerra árabe-israelí de 1948.

Esta estrategia “nacionalista” ha contribuido a reforzar la percepción de los palestinos como una amenaza constante para la supervivencia de Israel y con ello justificar políticas represivas y acciones militares contra los palestinos al presentarlos como enemigos existenciales de Israel. Al promover una visión de Israel como una entidad sitiada, constantemente amenazada por fuerzas hostiles, se puede construir un argumento para la necesidad de medidas de seguridad extremas y la resistencia a cualquier compromiso que pueda debilitar la posición de Israel.

Además, al promover el sionismo como una parte integral de la identidad nacional israelí, se puede crear una dinámica en la que los palestinos son vistos como intrusos en su propia tierra. Esta narrativa puede contribuir a la invisibilización y negación de la identidad palestina, así como a la justificación de políticas que marginalizan a los palestinos y les niegan sus derechos.

En resumen, la evolución política de Israel, simbolizada por el ascenso del Likud, ha sido impulsada por la necesidad percibida de seguridad y supervivencia en un contexto de resistencia palestina y hostilidad regional. Este cambio ha llevado a un enfoque más nacionalista, con políticas que priorizan los intereses judíos y refuerzan la percepción de los palestinos como una amenaza existencial para Israel, pero nunca reconociéndose como el ocupante.

La causa palestina involucra la lucha por la autodeterminación, el reconocimiento de la ocupación y el respeto de los derechos básicos de los palestinos, aspectos que van más allá de las ideologías políticas de izquierda o derecha.

Por lo tanto, abordar la causa palestina requiere un enfoque que trascienda las divisiones políticas y priorice la búsqueda de soluciones justas y duraderas que respeten los derechos de todas las partes involucradas. Esto implica un compromiso genuino más allá de la consigna que otorga una vereda política.

Conclusión:

La politización de la causa palestina presenta riesgos al desviar la atención del contexto histórico, diluir principios humanitarios y derechos universales, y no tener en cuenta la evolución política de Israel. Reconocer la complejidad histórica y política de la región es esencial para abordar el conflicto de manera efectiva, asegurando así que la lucha por los derechos y la justicia para los palestinos no se vea eclipsada por agendas políticas estrechas. El sionismo y sus componentes han aprendido muy bien a utilizar toda ideología que se ajuste a su plan de prevalecer, lo que lleva a que la resistencia palestina necesite urgentemente de la transversalidad y del sentido común. Tomándola como un proceso de liberación nacional no un proceso de cambios estructurales internos que precisamente fue a lo que la sometieron cuando le incrustaron el pueblo “elegido” con el relato de la victimización eterna que fue encontrando distintos nichos ideológicos estrangulando a la Palestina histórica.
Por lo que el caso palestino no tiene comparación alguna y no es una cuestión “política” es una cuestión de humanidad ya que la ocupación afecta al palestino de diferente credo, ideología y color.

Nota:

Orientalismo: El Orientalismo de Edward Said es básicamente cómo Occidente ve y retrata al Medio Oriente de manera simplificada y estereotipada, como si fuera un lugar misterioso y primitivo que necesita ser “civilizado” por Occidente. Esto ayuda a justificar cosas como la ocupación israelí en Palestina.
Un ejemplo claro es cómo los medios occidentales a menudo retratan a los palestinos como terroristas sin profundizar en las razones detrás de su resistencia. Esto perpetúa la idea de que los palestinos son inherentemente violentos y justifica la ocupación israelí como una medida para “proteger” a Israel. Esto refleja la forma en que el Orientalismo influye en la percepción pública y política sobre el conflicto entre Israel y Palestina.